Perderse y aprender de la naturaleza. Este es uno de los planes favoritos de millones de madrileños cuando llegan las vacaciones, algunos días libres o el fin de semana. Además, en esta época, que ha pasado el caluroso y seco verano, que tenemos el otoño llamando a nuestra puerta con las hojas tostadas, los senderos enrojecidos y el agua brotando por lugares a veces inesperados se convierten en la mejor vía para escapar de la rutina y hacer planes con amigos y familia.
En la Comunidad de Madrid hay una amplísima extensión de zonas verdes en las que respirar aire puro a una hora del centro, pero, además, hay espacios súper sorprendentes donde conocer y aprender sobre especies vegetales de todas partes del mundo que fascinan. En Madrid, es cierto, no tenemos playa, pero tenemos un sinfín de lugares que nos permiten hacer planes de todo tipo, desde los más urbanos a los más rurales. ¿Listos para el próximo plan?
Navacerrada: un paraíso en miniatura a los pies de la Sierra de Guadarrama
Uno de los sitios predilectos de los madrileños cuando salimos de escapada es Navacerrada, una pequeña y preciosa localidad a los pies de la Sierra de Guadarrama donde pasear disfrutando y comer estupendamente bien para rematar cualquier caminata.La plaza del pueblo, donde puedes ver a lugareños de toda la vida mezclados con visitantes esporádicos, invita a sentarte y disfrutar de una cerveza y un picoteo tras una larga caminata por la Dehesa de la Golondrina, donde está la ermita de San Antonio, santo al que tienen gran devoción.
Éste es uno de los lugares favoritos de Mar Ocaña, la concejal de Medio Ambiente, Movilidad y Turismo de Navacerrada, “Esta ermita está instalada en medio de una naturaleza forestal. Es que, además, tenemos naturaleza y vegetación que llega hasta las casas de los vecinos del casco urbano, estamos integrados. Nuestras montañas son de las más altas de toda la Comunidad de Madrid, estamos entre la Sierra de Guadarrama y la Cuenca Alta del Manzanares”, describe.
La tranquilidad y la belleza del valle de La Barranca
Eso sí, además de esta dehesa, que está a apenas 15 minutos caminando del centro, Ocaña también tiene otro lugar favorito que atrapa nada más llegar: el valle de la Barranca.
“Mucha gente viene a Navacerrada a hacer caminatas en plena naturaleza como, por ejemplo, subir por este sendero que viene a La Barranca y de este modo admirar de cerca la Bola del Mundo –a menudo tapada por la niebla– y La Maliciosa. ¡Es espectacular! El sonido del agua, el reflejo del cielo y los arboles, la vegetación. Es que, la verdad, es una gozada. Y estamos encantados de que la gente nos acompañe en estos lugares tan especiales”, comenta orgullosa.
Las montañas más altas de Madrid
A menudo se asocia a Navacerrada con la nieve, pero es mucho más que eso. Cerca del centro del pueblo está el embalse de Navacerrada, muchas personas pasean por sus orillas cada fin de semana para sentir la agradable brisa. Por su parte, los aficionados al senderismo deben saber que se trata de un lugar especial para caminar. De hecho, una de las rutas más interesantes es el Camino Schmidt, una caminata que atraviesa el bosque del pinar de la Umbría, en el macizo de los Siete Picos, la Pradera de Navalazor o el arroyo del Telégrafo hasta llegar al refugio de Peñalara.
“En Navacerrada, como dice nuestra última campaña, tenemos de todo. Desde artesanía a naturaleza hasta restauración y hoteles donde alojarse”, comenta. Pero, también Ocaña llama la atención sobre el aumento de la población que se acerca más y más a los espacios naturales durante la pandemia: “Desde la crisis sanitaria han subido los empadronamientos en 700 personas, ahora somos un pueblo de casi 4.000 habitantes. Nos encanta que elijan Navacerrada para vivir y para visitarnos, así pueden disfrutar de los grandes paisajes que tenemos”, concluye Ocaña.
Vivir de lleno la naturaleza: agua, fauna, tradición
Y de Navacerrada saltamos a Manzanares El Real, un lugar donde vivir de pleno la naturaleza y una de las excursiones favoritas de los madrileños. No sólo por su estupendo embalse de Santillana, un espacio de agua cercano a la localidad que hipnotiza, sino también por La Pedriza y el impresionante Castillo de Diego Hurtado de Mendoza (S. XV) que, además, acoge durante el mes de octubre exhibiciones de combates medievales.
Es uno de los lugares de la región más visitados, es atractivo por su ocio, pero sobre todo por sus espacios naturales que permiten largas caminatas, pasear en bicicleta o hacer actividades de escalada.
Desde el Castillo de los Mendoza hay unas maravillosas vistas del embalse de Santillana, un espacio que, entre otras cosas, era el favorito de Felix Rodríguez de la Fuente, ya que acudía a estudiar las aves acuáticas. Es más, hay dos observatorios a orillas del agua con el fin de promover el respeto sobre las aves de la zona de Manzanares El Real.
Un paraíso para los aficionados a la observación de aves
Tanta es la variedad, y de ello presumen en Manzanares El Real los aficionados a la ornitología, que el embalse de Santillana ha sido Reserva de la Bioesfera por la UNESCO y ser una de las áreas más importantes para la Conservación de la Aves.
El naturalista, además, tiene una ruta con su nombre: El Árbol de la Vida. Se trata, en concreto de un fresno donde Rodríguez de la Fuente tenía un refugio que usaba de escondrijo para observar a los zampullines, somormujos y fochas comunes, etc. Un maravilloso paseo por la orilla derecha del embalse que puede ser más largo o más corto: 3 kilómetros o 6,5 kilómetros.
La Pedriza, un relieve único para el senderismo y la escalada
También en el entorno de Manzanares El Real está La Pedriza, un canchal berroqueño es el mayor conjunto granítico de Europa y uno de los espacios más atractivos para los aficionados a la escalada. Es la escuela más importante de España, ya que cuenta con alrededor de 2.000 vías de escalada de todas las dificultades.
Para los aficionados al senderismo. ¿La ruta más importante? La ruta circular que pasa por el Cancho de los Muertos, a través del cual divisar buitres en el cielo, parte de La Maliciosa –que comparte con Navacerrada– y el Cabezas de Hierro, dos de los picos más interesantes de la Sierra de Guadarrama. Recomendaciones: ir equipado, con un buen mapa y ¡algo de picar para hacer un alto en el camino y disfrutar del aire libre!
¿Sabías que en Madrid encuentras especies naturales de Oceanía y Norteamérica?
Así como mediterráneas, claro, como romero, madroño o lavanda, entre otras. En concreto, se trata de Desert City, un espacio oculto e interesantísimo a 25 minutos de Madrid centro, a la altura de San Sebastián de los Reyes, donde acercarnos a especies vegetales xerofítas (de la raíz latina xero, que es seco) procedentes de todo el mundo.
Mercedes García, farmacéutica e ingeniera agrónoma, así como la ideóloga de Desert City, explica que este “lugar que es su pasión”, y eso se nota cuando alude a las decenas de especies botánicas que tiene en este espacio natural, “y a través de él queremos experimentar con las plantas, así como observar cómo se comunica entre sí la naturaleza y cómo podemos conseguir que los espacios naturales sean más y más sostenibles cada día”.
Este lugar natural de 6.000 metros cuadrados acoge la mayor colección de cactus y otras especies súper diversas, algunas autóctonas de la Comunidad de Madrid, un hecho que lo convierte en uno de los espacios biotecnológicos más importantes del mundo y de Europa.
Recomendado para los más curiosos
Por ello, uno de los ejes más importantes de este espacio botánico, apunta García, es la divulgación. En Desert City se puede pasar varias horas aprendiendo. Tienen rutas guiadas todos los fines de semana y eso, sin duda, es una manera de acercarnos a la naturaleza escondida en la región madrileña de otra forma más intelectual donde colmar de felicidad a los más curiosos. El espacio está dividido en cinco zonas:
*Arizona, en el que conviven cactus diversos creando un armonioso conjunto.
*Oasis, un bosque de palmeras y abundante agua, que ayudan a la relajación.
*Tabernas, curioso espacio de paisajismo minimalista que rompen con la estética del resto del jardín.
*Toscana, una reinterpretación del jardín señorial italiano, con especies como el olivo, el granado, el mirto o la lavanda mezcladas con otras de origen mexicano como las yucas, los sotoles o los ágaves.
*Guajira, en el que conviven plantas de jardinería clásica con otras especies xerófitas y cactáceas del mediterráneo.
“Es un destino para los amantes de la naturaleza, un espacio donde explorar el mundo de las plantas xerofíticas. Éstas son mucho más que sólo espinas, son plantas que están acostumbradas a vivir en región áridas y semiáridas. Y no hace falta irse muy lejos, recordemos que dos terceras partes de España son de clima árido”, explica.
En este sentido, relata, cuando los visitantes vienen “se sorprenden al hacer un recorrido por los desiertos del mundo, cómo se relacionan las personas con la naturaleza y también contamos todas las técnicas que llevamos a cabo para hacer espacios sostenibles que minimicen el consumo de agua y otros recursos limitados”.
Madrid, un espacio ¡casi de clima desértico! Curioso, ¿no?
Casi nadie lo sabe, pero tal como explica García, la Comunidad de Madrid tiene casi un clima desértico, lo que hace que haya especies vegetales xerofítas que aguantan estupendamente el clima madrileño. “Estas plantas pintan mucho en nuestra región, aunque no lo sepamos. Mucha gente piensa que Madrid está a mucha distancia de los desiertos, ¿verdad? Sin embargo, cuando empezamos a investigar las plantas, también tenemos que observar el clima y éste está basado en dos factores: las precipitaciones y la temperatura”.
Tras la exposición, y teniendo a todo el mundo pendiente de la conclusión final, García explica que “en Madrid las lluvias son escasas, así que, si ponemos números, por ejemplo, las precipitaciones medias han sido de 33 mm en los últimos 10 años. ¡Y eso es estar muy cerca de lo que acontece en un desierto! Las temperaturas en España están en un clima mediterráneo general, pero cuando entramos en la meseta se continentaliza, es decir, nos da unos rangos de temperatura más extrema en invierno y verano. Y fijaos, hemos aguantado ¡también la Filomena! ¿Cómo? Porque los desiertos no sólo tienen calor, es que también suceden oscilaciones térmicas muy altas, de ahí que la Comunidad de Madrid pueda ser considerada de clima desértico”.
Naturaleza museística
Otra de las curiosidades de Desert City, y lo que lleva a muchos amantes de la naturaleza hasta allí, es que la disposición de las especies naturales se ha conformado de manera museística. Es decir, se puede pasear y ver todas las especies ordenadas por continentes y con las explicaciones pertinentes en cartelas para que, si quieres, al final del recorrido puedas llevarte la especie que más te guste a casa. Eso sí, antes de salir de allí, García te contará cómo cuidarla con mimo.
Más información en www.turismomadrid.es